¿Alguna vez has tenido la sensación que se estaban aprovechando de ti?.
¿Eres de las personas a las que les cuesta decir «no» cuando le piden un favor?.
¿Piensas que la gente es como es y que no puede cambiar?.
El ser humano, como especie, necesita el contacto y la relación con los demás. Los amigos, la familia o la pareja suelen ser los círculos más cercanos, pero más allá de las relaciones personales, a lo largo del día interactuamos con muchas más personas. La pregunta es ¿lo hacemos siempre de la mejor manera?, tristemente la respuesta es no.
Muchas de nuestras relaciones responden a patrones insanos que acaban provocando en nosotros sensaciones y pensamientos como los que te planteaba en las preguntas con las que abría este post.
El análisis transaccional estudia la personalidad, las relaciones humanas y la manera de comunicarnos con los demás. Aunque su origen se remonta a los estudios del médico y psiquiatra Eric Berne de mediados del siglo pasado, hoy en día sus aportaciones se siguen aplicando en crecimiento personal, educación y cada vez más, también en empresas y corporaciones.
Stephen Karpman, discípulo de Eric Berne, se basó en las enseñanzas del análisis transaccional para diseñar lo que se conoce como Triángulo dramático. Un sencillo pero potente modelo para entender la manera en cómo las personas nos relacionamos con los demás.
TRIÁNGULO DRAMÁTICO DE KARPMAN
Karpman sitúa en cada uno de los vértices del triangulo, los roles insanos que muchas veces adaptamos. Estos roles, o manera de comportarnos, vienen determinados por experiencias y aprendizajes de nuestra primera infancia pero que seguimos arrastrando aun de adultos y que sin darnos cuenta, determinarán la manera que tenemos de relacionarnos.
ROL DE SALVADOR
Hay personas que van de salvadoras por la vida y que acostumbran a asumir más responsabilidades de las que le tocan, dan consejos sin que se los pidan y, en definitiva, priorizan las necesidades de los otros por encima de las propias.
A quien no se salva por sí sólo, nadie lo puede salvar. (Cesare Pavese).
ROL DE VÍCTIMA
Hay personas se caracterizan por la queja constante, sienten que el mundo es injusto con ellas y que no pueden hacer nada por cambiar. Delegan en los demás la solución de sus problemas y requieren la atención de quienes les rodean.
El mejor descubrimiento de todos los tiempos es que una persona puede transformar su futuro solo con cambiar su actitud. (Oprah Winfrey)
ROL DE PERSEGUIDOR
Las personas bajo este rol son acusadoras y reprochadoras. Tienen facilidad para sermonear a los demás y pretenden satisfacer sus necesidades, aun cuando con ello causen sufrimiento. El comportamiento es rígido y distante, pudiendo llegar a usar la violencia física y/o verbal.
DANDO VUELTAS AL TRIÁNGULO
Eva y Andrés llevan varios meses saliendo juntos. Andrés no soporta que Eva enseñe las piernas así que cuando ella se pone falda es motivo de bronca segura. Al principio a Eva accedía a las presiones de Andrés para evitar peleas, pero cuando Andrés le montó públicamente un espectáculo por ponerse un vestido para ir a la cena de empresa, Eva decidió romper la relación.
Andrés estuvo dos semanas enviándole flores todos los días y enviándole whatsApps, diciéndole que ella era el amor de su vida y que sin ella nada tenía sentido.
A las dos semanas Eva llamó a Andrés para decirle que le daba una oportunidad.
Antes de la ruptura Andrés ejercía un rol de perseguidor y Eva de víctima. Tras la ruptura ambos se sentían mal y cambiaron de rol, él pasó de perseguidor a víctima y ella dejó de ser víctima para convertirse en salvadora.
La historia de Eva y Andrés es un ejemplo de personas atrapadas en el Triángulo Dramático que intentan cambiar su situación, pero sólo logran reajustes, cambiando los roles y dando vueltas dentro del Triángulo Dramático. En definitiva, las relaciones que se dan siguiendo el patrón del triangulo, son relaciones insanas basadas en la inmadurez emocional.
SALIENDO DEL TRIÁNGULO
Ningún rol es más culpable que el otro, todos se retroalimentan entre ellos, por ello, la única manera efectiva de salir del triángulo dramático es crear nuevos personajes sanos a través del propio crecimiento personal y la autoconciencia.
Aunque los tres roles sean distintos, los tres son un intento errado de conseguir afecto y evitar el dolor emocional:
- El salvador busca el afecto a partir de sentirse imprescindible y necesario.
- La víctima siente afecto acaparando la atención de los demás.
- El perseguidor muestra dureza como armadura ante su propia inseguridad.
Por eso la primera regla para salir del círculo, o no llegar a entrar en él, es tomar conciencia de nuestros propios comportamientos y estar atentos también al comportamiento de los demás.
A partir de aquí, lo que conviene saber es que:
- La persona en rol de salvador tiene que aprender a poner límites y a saber decir “no”, sin que ello le genere sentimientos de culpa. Algunas pautas de comportamiento son:
– Preguntar al otro si necesita ayuda antes de ayudar.
– Preguntar a la otra persona que necesita exactamente para no hacer más de lo que pide.
– Escuchar sin dar consejos, a menos que se le pidan.
– Saber aceptar cuando alguien rechaza la ayuda.
– No olvidarse de las necesidades propias.
Para neutralizar a una persona que va de salvadora lo mejor es saber poner límites a tiempo. - La persona en rol de víctima necesita aprender a hacerse responsable de sus propios problemas y entender que encontrar una solución no depende de los que le rodean. En este sentido, una pauta de comportamiento es no delegar en los demás la toma de decisiones.
Para neutralizar a una persona que va de víctima, lo mejor es preguntarle qué piensa hacer para solucionar sus problemas y, en ningún caso, aceptar que delegue en nosotros sus responsabilidades. - La persona en rol de perseguidor necesita aprender a ser asertiva, a transformar sus críticas en opiniones constructivas y a expresar sus sentimientos y emociones. La mejor manera para neutralizar a una persona en rol de perseguidor es poner límites de manera asertiva.