Que no te engañen: Superwoman y Superman no existen !

En la sociedad actual querer ser una “buena” madre o un “buen” padre se convierte en una profesión de riesgo si se pretende compaginar con una carrera profesional, practicar deporte, mantener las amistades  y además todo ello sin renunciar tener un hogar limpio y ordenado.

Los hijos nos cambian la vida y las prioridades y aunque su bienestar pasa a ser lo más importante, lo cierto es que no es lo único. Somos padres sí, pero no por ello dejamos de ser pareja, hijos, amigos… y lo que es más importante, personas con expectativas, ilusiones y sueños.

Aunque durante el día puedas desempeñar muchos roles distintos, el más importante es ser tú mismo.

Ya sea por necesidad económica o por deseo de realizar una carrera profesional, lo cierto es que cada día es más necesario conciliar la vida laboral y familiar, pero que no nos engañen: Superwoman y Superman no existen y los días sólo tienen 24 horas.

Muchas madres y padres acaban los días agotados. Un agotamiento que no es sólo físico, también es mental, fruto de la tensión y la presión a la que se está sometido cuando se quiere hacer todo y, además, se quiere hacer bien. Ahí empiezan las malas contestaciones, la irritabilidad, la insatisfacción, la frustración…

SÍNTOMAS DE UNA SUPERWOMAN O DE UN SUPERMAN.

▪ Necesitas tenerlo todo bajo control.
▪ Buscas la perfección en todo lo que haces.
“Tengo que” o “debería” forma parte de tu diálogo interno habitual.
▪ Tienes la sensación que el tiempo vuela y que tus obligaciones no se acaban
▪ Te sientes culpable cuando te regalas una tarde o una noche para ti
▪ Desde que te levantas hasta que te acuesta tienes la sensación de ir en «piloto automático»

Si tu respuesta ha sido afirmativa en más de dos ocasiones es hora de cambiar el “chip” y poner en práctica algunas ideas que te pueden ser de utilidad. Aquí van algunas de ellas:

  1. Rompe la creencia.
    Ser superwoman o Superman es imposible y lo que aun es mejor: tampoco es necesario serlo para ser feliz. Si eres de las personas que buscas la perfección en todo cuanto haces y/o  te  impones muchas tareas y obligaciones, haz la prueba y antes de hacer algo pregúntate: ¿y si no lo hago, que es lo peor que puede pasar? Te sorprenderá la cantidad de veces que la respuesta será ¡¡¡¡NADA GRAVE!!!!

A menudo nuestro peor enemigo solemos ser nosotros mismos.

2. Organízate la semana.
Sentir que tú controlas tu tiempo y que no es el tiempo el que te controla a ti, aumentará tu sensación de bienestar y de control sobre tu vida. Priorizar las cosas importantes, reservarles un hueco en la agenda o planificar las tareas repetitivas como “decidir el menú de las comidas”, puede ayudar a ahorrar tiempo y energía.

3. Acepta ayuda.
Todos necesitamos ayuda en algunos momentos. No aceptarla no es cuestión de no necesitarla, es cuestión de ego. Aunque en el entorno siempre podemos acabar encontrando a alguien que nos eche una mano, la principal ayuda muchas veces viene de los propios hijos: desde pequeños conviene enseñarles a asumir responsabilidades adaptadas a su edad. Con ello contribuyen al buen funcionamiento del hogar y lo más importante, les ayudamos a ser autónomos y reforzamos su autoestima. Recuerda…somos madres, padres, no sirvientes!!! a medida que crecen pueden hacer tareas como quitar y poner la mesa, hacer su cama, preparar su maleta del colegio, recoger sus juguetes… y si además les enseñas en forma de juego, puede resultar incluso divertido!!

4. Tiempo para ti.
Disponer de un ratito al día o a la semana para lo que quieras no es ni capricho ni egoísmo, es una necesidad. Un baño relajante, un café con los amigos, una clase de fitness o simplemente media hora para echar la siesta, puede representar una válvula de escape a toda la tensión acumulada. Si durante el día te resulta imposible encontrar ese espacio, una buena opción es levantarse 30’ antes y empezar el día dedicándose un tiempo a uno mismo.

Nuestras relaciones son  un reflejo de nuestro estado de bienestar. Si tú te sientes bien, tu relación con el entorno  estará bien. Si tú te sientes mal, tu relación con los demás, también se resentirá.

5. Adiós a la culpa.
En vez de pensar en lo que no  has hecho,  felicítate por las tareas que sí  has finalizado. De esta forma en tu cerebro segregarás dopamina, una de las principales hormonas del bienestar.

Cantidad no siempre es sinónimo de calidad: más vale vestir una camisa sin planchar y una sonrisa en la cara que ir de punta en blanco a costa de enfados y discusiones.

6. Aquí y ahora.
De nada sirve estar jugando con tus hijos, pensando en la lista de la compra o en el informe del trabajo que aún no has acabado. Ni mujeres ni hombres podemos hacer varias cosas a la vez, nuestro cerebro no es multitarea- Hacer varias cosas a la vez es posible simplemente porque reducidos la atención que prestamos a cada una de ellas.

Durante el día puedes ser  muchas personas distintas:  madre, padre, pareja, profesional, hermana, amiga, hija… pero lo más importante es que siempre eres tú.

 

Espero que después de leer este post, próxima vez que alguien te pida que seas una Superwoman o un Superman, tu respuesta sea tomarte una taza del mejor TÉ:

 

 

Mejora tus resultados entrenando tu atención

imagen mindfulness

En las sociedades occidentales no sólo hay cierta obsesión por el control del tiempo sino que además muchas veces pretendemos  obtener el máximo rendimiento de él. Eso nos lleva a tener agendas imposibles de cumplir a no ser que hagamos varias cosas a la vez.  Hablar por el móvil mientras se va conduciendo,  revisar el correo electrónico mientras se camina por la calle o contestar whatshapp aun estando en una reunión o en compañía de amigos o de la pareja, son sólo algunos de los muchos ejemplos de multitareas que llevamos a cabo o que observamos en los demás con cierta naturalidad.

Las tecnologías son, sin duda grandes facilitadoras para mejorar la gestión del tiempo, no obstante el uso o, mejor dicho, el mal uso, que hacemos de ellas nos llevan a una situación inversa de cierto estrés. ¿Te has parado a pensar alguna vez  cuanto tiempo se necesita para mantener facebooks, blogs, twitters, whatshapps y cuentas de correo?

El ideal del Superman o Superwoman capaz de llevar una casa, tener una familia, educar a unos hijos, tener una carrera profesional y además tener tiempo para ir al gimnasio y para estar con los amigos o simplemente divertirse, nos conduce, erróneamente, a pensar que nuestro cerebro está preparado para hacer varias cosas a la vez. Algo que está demostrado ser completamente falso. Es verdad que podemos hacer cosas de forma simultanea, pero nuestra capacidad de atención en cada una de ellas es menor, de manera que  los resultados no son igual de buenos y las posibilidades de cometer errores se incrementan exponencialmente.

Pero la pérdida de eficiencia y el estrés no son las únicas consecuencias negativas de la falta de atención. Lo verdaderamente grave es que viviendo de ese modo perdemos la consciencia de nuestra propia vida, perdemos la oportunidad de disfrutar del aquí y el ahora, mientras que los días, las semanas y los meses van pasando e forma inexorable.

Existen herramientas como el Mindfulness  o el Focusing o  el Flow que nos pueden ayudar a mejorar nuestra consciencia. Aquí tienes algunos ejercicios muy sencillos que también te puden ser de utilidad para mejorar tu atención:

1.- Define tus metas. Hacemos muchas cosas, pero ¿realmente todas son importantes y necesarias? Tener claro qué queremos alcanzar, a dónde queremos llegar, nos servirá de brújula cuando nos dispersemos.

2.- Durante unos minutos al día centra tu atención en algo, como por ejemplo tu respiración e intenta contar las veces que inspiras durante ese tiempo. Cada vez que notes que tu mente se va a otros pensamientos, recondúcela nuevamente a tu respiración y empieza a contar de nuevo.

3.- Coge un pequeño objeto y escucha tu cuerpo. Tienes cinco sentidos: vista, olfato, oído, gusto y tacto. Dedica dos minutos a cada uno de ellos y durante ese ratito céntrate en aquella información que cada uno te aporta:  qué estás viendo, qué formas, qué colores, qué luminosidad, qué fragancia, qué sonidos, qué sabor viene a tu boca, qué temperatura, qué textura…vas percibiendo.

4.- Haz alguna tarea que te saque de tu zona de confort. Aquello que ya dominamos y que sabemos hacer fácilmente nos permite desviar la mente a otros pensamientos. Cada vez que hacemos algo por primera vez o que nos resulta difícil o nos supone un reto, nos obliga a concentrarnos y a estar más atentos. Un ejercicio sencillo puede ser leer un pequeño texto al revés, desde el final hasta el principio.

5.- Limpia tu casa. Quizás este ejercicio no te parezca muy divertido pero  está demostrado que el desorden también puede ser un estresor. Cuando limpiamos físicamente, ordenamos un armario o nos deshacemos de cosas que no usamos, mentalmente también  hacemos una descarga que nos sirve para superar cosas del pasado y que vamos acumulando mentalmente.

Con todos estos sencillos ejercicios estás reforzando el circuito neuronal que el cerebro utiliza para estar en atención, si los practicas de forma habitual tus resultados mejorarán visiblemente.

Como dice Daniel Goleman en su libro Focus:

“La atención es un músculo que debemos ejercitar diariamente”