SOS, ¿qué hacer cuándo los hijos acaban el cole?

Entre el 20 y el 22 de junio, en el hemisferio norte del planeta celebramos el inicio del verano y con él, miles de estudiantes acaban del curso y empiezan las tan deseadas vacaciones de verano.

Pero lo que para ellos es motivo de alegría y diversión, para madres, padres (y en muchos casos también abuelos), supone un gran esfuerzo de energía y planificación, especialmente si se trabaja fuera de casa.

Y es que la conciliación de la vida familiar y la profesional no siempre es fácil y durante casi los tres meses de vacaciones de verano que tienen los peques aun menos, por eso saber qué hacer  con los hijos cuando ya no hay cole, se convierte en todo un reto.

Sea cual sea tu caso y la opción que hayas elegido (casales, campamentos, canguros, quedarte tú con ellos…) conviene tener algunas ideas claras. En este post encontrarás las que me parecen más destacadas:

  1.  Felicita la conducta, no los resultados.
    La recogida de notas es un momento para valorar como ha ido el curso y muchas veces caemos en el error de tener en cuenta únicamente los resultados. Afortunadamente cada vez más las notas no se corresponden únicamente con la puntuación de un examen y también se tienen en cuenta otros factores como la actitud. Más allá de si tu hijo saca un excelente o un aprobado justo, es importante reconocer y valorar su comportamiento, si se ha esforzado y si ha puesto empeño. Una buena nota conseguida con la ley del mínimo esfuerzo no debería tener el mismo reconocimiento que un aprobado hincando codos.
  2. Limita la exposición a las pantallas
    Todos sabemos que las pantallas son un gran reclamo para ellos. Tabletas, móviles, consolas, televisión… pueden llegar a absorberles si no se les limita el tiempo de exposición. Aprovecha la luz del sol y las buenas temperaturas para proponer a tus hijos actividades al aire libre. No sólo les servirá para entretenerse, también para hacer ejercicio y relacionarse con nuevos amigos.
  3. Controla los hidratos
    Los hidratos de carbono, también llamados glúcidos o azúcares, son macronutrientes que tienen como principal función aportar toda la energía necesaria al organismo de manera inmediata, pero como todo en exceso, el abuso es malo. Y aunque el veranito invita a comer más helados y refrescos azucarados, el abuso de azúcar puede tener graves consecuencias en la salud de los peques y no sólo me refiero a sobrepeso. Aprovechemos la dieta mediterránea y saquemos «todo el jugo» a la variedad de frutas de verano, para consumir productos saludables (en Internet encontrarás multitud de recetas).
  4. Evita la anarquía de horarios
    Ya sabemos que en vacaciones los horarios se vuelven más flexibles, pero recuerda que tu hijo sigue en periodo de crecimiento y tanto su cuerpo como su cerebro necesitan horas de sueño, por eso asegúrate que descansa las horas necesarias.
  5. Hazles sentir útiles
    Estar de vacaciones no es sinónimo de no hacer nada, por ello negociar pequeñas tareas diarias no sólo les servirá para entretenerse un rato sino también para contribuir con el funcionamiento de la casa. Comprar el pan, hacer su cama, poner la mesa o ayudar a lavar los platos son tareas que, adaptadas a cada edad, les ayudará a sentirse útiles.
  6. Disfruta de ellos
    ¿Qué es lo más quieres en esta vida?…pues eso, intenta priorizar para encontrar cada día un ratito para disfrutar de tus hijos.

 

Inteligencias múltiples

Al igual que físicamente cada persona es única y singular,
cada persona piensa y aprende de manera única y diferente a los demás.

Durante muchos años el coeficiente intelectual (CI o IQ), ha sido el medidor utilizado para saber el nivel de inteligencia de una persona en relación a su grupo de edad. El primer test de inteligencia se hizo en Francia, cuando en 1905, El Ministerio de Educación francés elaboró un instrumento para distinguir los alumnos que necesitaban una educación especial, respecto a los que podían estar escolarizados en aulas ordinarias.

En 1916,  en plena Primera Guerra Mundial, esta misma prueba se aplicó a más de un millón de reclutas norteamericanos, lo que contribuyó a su difusión hasta 1960, cuando los test de coeficiente intelectual (CI o IQ) se hicieron mundialmente famosos.

Ahora, décadas después, sabemos que la inteligencia no es única sino que hay diferentes tipos de inteligencia. Además sabemos que éstas no vienen determinadas de nacimiento sino que pueden desarrollarse a lo largo de la vida.

La inteligencia no es ni única, ni global, ni estática.

Teoría de las Inteligencias Múltiples
Todos en alguna ocasión hemos usado la expresión “yo soy de letras” o “a mí se me dan mejor las ciencias”. Todos conocemos a personas de nuestro entorno con gran habilidad para aprender idiomas y otras que aunque lleven años de estudiándolos, son incapaces de pronunciar correctamente una frase, sin embargo demuestran tener una gran capacidad para orientarse, para la música o para relacionarse con los demás.

Con lo niños pasa algo muy parecido. Desde bien pequeños demuestran tener más facilidad para determinadas cuestiones y más dificultades para otras. El día a día nos brinda la evidencia práctica que más que una inteligencia con varios factores, existen inteligencias múltiples.

Concretamente  en  1983, gracias a los estudios del psicólogo y científico estadounidense Howard Gardner , se habló por primera vez de las inteligencias múltiples. Gardner habla  de 8 tipos de inteligencias:

  1. Inteligencia Lingüístico-verbal. Relacionada con el uso del lenguaje, comprensión de la lectura, expresión escrita.
  2. Inteligencia Lógica-matemática.Es la que nos permite hacer racionamientos lógicos y cálculo matemático.
  3. Inteligencia Espacial.Permite formar un modelo mental en tres dimensiones del mundo. Orientación.
  4. Inteligencia Musical. Capacidad para entender, interpretar y crear música.
  5. Inteligencia Corporal kinestésica. Capacidad de usar el propio cuerpo,psicomotricidad.
  6. Inteligencia Intrapersonal. Es la que nos permite entendernos a nosotros mismos, identificar las necesidades, las virtudes y las debilidades propias.
  7. Inteligencia Interpersonal.Capacidad para relacionarse con los demás, empatizar.
  8. Inteligencia Naturalista.Es la empleada cuando observamos la naturaleza, el entorno y el concepto global más allá de la individualidad de la persona.

 

Todas estas inteligencias están presentes en cada uno de nosotros. Lo que cambia, lo que difiere de unos a otros, es el grado de cada una de ellas, por lo que cada persona es única e irrepetible.

¿Cómo estimular las múltiples inteligencias en los niños?
Como padres, educadores , docentes y, en general, adultos en contacto con niños, tener presente que cada persona tiene su manera de pensar y de aprender  nos permite acompañarles en su desarrollo y crecimiento de una manera más eficiente. Por eso comparto con vosotros algunas indicaciones que os pueden ayudar en este propósito:

1.- Observa: aunque puedes encontrar cuestionarios que te ayuden a identificar qué inteligencias predominan en un niño, la mejor manera de saberlo es prestar atención a sus intereses, a sus gustos, a sus inquietudes.

2.- Respeta: Nuestras preferencias no tienen que ser necesariamente las preferencias de nuestros hijos. Que a nosotros nos guste tocar un instrumento o jugar a un determinado deporte puede ser una oportunidad y una referencia para los niños, pero nunca una imposición. Proyectar nuestros deseos y frustraciones en ellos quizás ayude a que desarrollen ciertas habilidades, pero lo que sí está claro es que no los hará felices.

2.- Implicación: La mejor manera de aprender algo es haciéndolo uno mismo. Por ello estimular la participación y la implicación del niño es fundamental. Acompáñale en el descubrimiento del  sistema que mejor le va para aprender algo nuevo ( leyendo, escribiendo, escuchando, en forma de canción, en esquema/dibujo, solos, en equipo, practicándolo…)

3.- Integración: Fomenta la globalidad, la interrelación de las asignaturas. En la vida diaria se plantean muchas situaciones en las que debemos utilizar más de un tipo de inteligencia a la vez. Todas las inteligencias son importantes, pues todas ellas tienen su función y todas ellas son necesarias. Trabajar en proyectos o aprovechar situaciones reales del día a día, facilita esta integración de aprendizajes.

4.-Adaptación: No se trata de enseñar cosas distintas a cada niño , sino de enseñar lo mismo a todos  pero de diferentes formas, adaptadas a las características de cada niño.

5.- Hábito y constancia: Por mucho potencial que tengamos para la música, si no estudiamos y practicamos regularmente un instrumento difícilmente llegaremos a ser buenos músicos. Por muy bien que se nos den las matemáticas, si no memorizamos las tablas de multiplicar difícilmente multiplicaremos. La constancia y  el empeño, sumado al potencial es lo que verdaderamente permitirá desarrollar plenamente nuestras las capacidades.

6.- Los valores: Además de inteligente también hay que ser buena persona.  Un gran químico puede utilizar sus conocimientos para crear una vacuna que salve vidas o para crear un arma de destrucción masiva. La historia  está llena de ejemplos de personas con gran talento utilizado para fines egoístas. Por ello, contribuir al desarrollo de las inteligencias de nuestros hijos puede estar muy bien, pero de bien poco sirve si este desarrollo no va también acompañado de valores que, además de inteligentes les ayude a ser personas cívicas y solidarias.

 

El poder del ejemplo

ejemplo

Se cuenta la historia de una madre que cansada de que su hijo comiera mucho dulce fue a ver a  Mahatma Gandhi y le pidió que le dijera al niño que no comiera azúcar. Gandhi, después de una pausa le pidió a la madre que volviera con el niño pasadas dos semanas.
Dos semanas después, la mujer volvió con el hijo a visitar a Gandhi. Al verlos, Gandhi miró bien profundo en los ojos del muchacho y le dijo: “No comas azúcar”.
La madre, agradecida pero perpleja, le preguntó a Gandhi por qué le había hecho esperar dos semanas para decirle solo eso. Gandhi le contestó:
“Hace dos semanas, yo también estaba comiendo azúcar. “

Es una sencilla y breve historia pero sin duda tiene un profundo y valioso mensaje.

¿Cuántas veces hemos oído a alguien decir: lo que deberías hacer es… o yo si fuera tú le diría, haría…? incluso nosotros mismos, en más de una ocasión nos hemos atrevido a aconsejar a alguien dando nuestra opinión…y es que hablar resulta fácil. Lo complicado, lo difícil, lo que realmente cuesta, es que esas palabras que decimos o que nos dicen, vayan avaladas por la coherencia de los actos.

Las palabras convencen, pero es el ejemplo lo que verdaderamente arrastra.

Y si esto es importante entre adultos, mucho más lo es en el caso de los niños. Por mucho que dialoguemos con ellos, por más que insistamos en decirles buenas palabras, nuestras acciones, nuestra forma de hacer, será para ellos el mejor ejemplo.

Dar ejemplo no es la principal manera de influir, es la única”
(A.Einstein)

Y es que como se suele decir “una imagen vale más que mil palabras”. Nuestra forma de actuar tiene mucha más influencia en nuestros hijos que los propios consejos que podamos verbalizar. Este vídeo es una prueba de ello.

 

Pautas para educar con el ejemplo

Comparto contigo algunas pautas o reflexiones que pueden resultar de utilidad para educar con el ejemplo:

1.-Coherencia
No se trata de ser padres, madres o educadores perfectos, más bien se trata de ser conscientes y coherentes entre lo que decimos y lo que hacemos. De poco importa que le digamos a nuestros hijos que leer es muy importante o que comer verdura es saludable si nosotros no predicamos con el ejemplo.

2.- Estilo de vida
Los adultos son un espejo para los niños desde edades muy tempranas, por eso, educar en el ejemplo más que una forma de educación es un estilo de vida por el que se puede apostar desde que los niños tienen edades muy tempranas.

3.- Invierte tu tiempo
El tiempo de calidad que pasas con tus hijos es la mejor inversión que puedes hacer en ellos. Compartir tiempo con los hijos permite estar presente en un montón de situaciones y experiencias que nos brindan la oportunidad para tratar ciertas cuestiones con ellos. Por ejemplo, ver la tele juntos da pie a comentar valores y ejemplos.

4.- Atención
Cuando apreciemos un comportamiento inapropiado en los niños vale la pena preguntarse qué estamos haciendo nosotros como educadores para que eso sea así y lo que es más importante, qué es lo que podemos hacer para que ese comportamiento cambie.

5.-Identifica tus prioridades
Tener claro qué es importante para nosotros y en qué aspectos deseamos reforzar la educación de nuestros hijos puede ayudarnos a estar más atentos al ejemplo que sobre esas cuestiones les estamos dando.
Éstos son solo algunos ejemplos de temas sobre los que podemos detenernos a pensar en qué ejemplo les estamos dando y qué ejemplo les quisiéramos dar: alimentación saludable, ejercicio, respeto por la naturaleza y el medio ambiente, consumo responsable, sinceridad, solidaridad…y uno que yo considero muy importante, la autoestima y el amor a uno mismo.

Para que los niños sean adultos felices es importante reforzar su autoestima desde pequeños y si tenemos en cuenta todo lo dicho anteriormente sobre el ejemplo, la mejor forma de mejorar la autoestima de nuestros hijos es mejorando la nuestra: si como adultos no nos valoramos a nosotros mismos, difícilmente nuestros hijos aprenderán a hacerlo.

Como decía María Teresa de Calcula:

No te preocupes porque tus hijos no te escuchen, todo el día te están observando.