Autoconocimiento: atrévete a mirar detrás de la máscara

Observa durante unos instantes tu reflejo ante el espejo…¿ eres capaz de decir a quién ves?
Más allá de tu sexo, tu edad o el color de tu piel…más allá de la profesión que ocupes, de los roles que desempeñes, de tu estatus social y las muchas o pocas posesiones que tengas,  ¿quién es en realidad esa persona a la que ves?

Las personas somos como cebollas, para llegar al centro debemos despojarnos de las capas que nos envuelven.

La mayor parte de nuestro tiempo dirigimos nuestra mirada hacia el resto. Al cabo de los años podemos llegar a conocer muy bien a nuestra pareja, nuestros hijos, a amigos incluso a compañeros de trabajo…pero ¿llegamos a conocernos con la misma profundidad a nosotros mismos? La respuesta acostumbra a ser no.

Llegar a conocerse a sí mismo significa saber cuales son los valores, los deseos y las motivaciones reales que rigen nuestra vida, pero también ser conscientes de las creencias que nos condicionan y las debilidades que nos limitan, y explorar en esta dirección no siempre resulta ni fácil ni agradable. Entonces, ¿por qué es importante el autoconocimiento?

6 RAZONES PARA CONOCERSE A UNO MISMO

  1. Vas a vivir contigo el resto de tu vida. Muchas personas entrarán y saldrán de tu vida pero lo que es seguro es que tú siempre estarás contigo, así que si vas a vivir contigo el resto de tu vida, ¿qué mejor motivo para conocerte?
  2. Tomar tus propias decisiones. Si no te conoces a ti mismo, es más fácil que otros decidan por ti y que acabes viviendo una vida que responda a las expectativas  de los demás y no a las tuyas propias.
  3. Relativizar la opinión de los demás. Cuando no te conoces, la opinión de los demás sobre ti adquiere protagonismo porque a través de ella ocupas el vacío del desconocimiento. Si te conoces a ti mismo tu confianza se refuerza y lo que opinen los demás pierde peso.
  4. Aprovechar el tiempo. Si sabes quien eres te resultará más fácil saber lo que quieres y cuales son las prioridades de tu vida y, por lo tanto, en que cosas debes invertir realmente tu tiempo y cuales son esfuerzos innecesarios.
  5. Refuerza tu autoestima: No se puede amar aquello que no se conoce, por ese motivo las personas que no se conocen a sí mismas suelen tener problemas de autoestima y se valoran a sí mismas en función de la valoración que reciben de los demás, oscilando entre la sobreestimación y la infraestimación, según el caso.
  6. Mejora el bienestar. Conocerse a uno mismo es liberador porque nos ahorra el esfuerzo de ser alguien que no somos y nos permite romper con falsas ataduras.

En definitiva:

Conocerse a uno mismo, más que un buen propósito se convierte en una necesidad si realmente queremos llevar las riendas de nuestra propia vida.

MANERAS DE CONOCERSE MEJOR

Conocerse a uno mismo más que un destino es un viaje. Un viaje apasionante que dura toda la vida pues siempre tendremos cosas que descubrir y aspectos a mejorar. En  este viaje es importante hacerse dos preguntas:

  • ¿Quién soy?
    Para responder a esta pregunta te puede resultar de utilidad:

    1.  Identificar tus valores. Las personas somos el resultado de la genética pero también de la educación que hemos recibido y de las experiencias que hemos vivido. Identificar cuales son los valores que priorizas en tu vida te acercará a conocerte más.

    2. Observar cómo te comportas. Date cuenta de la manera en como te relacionas con los demás, en como reaccionas y cual es la intención positiva que hay tras ello. Si por ejemplo siempre quieres ayudar a los demás quizás pienses que eres una buena persona. Seguramente es cierto, pero también puede ser porque necesites sentirte querido por los demás. Indagar en cual es la intención positiva que hay detrás de nuestros comportamientos nos ayuda a conocernos mejor. Es muy importante que esta autoobservacion la hagas de forma neutra y sin juzgarte, desde la aceptación.

    3. Silencio. Si eres de los que enciendes la tele o la radio nada más llegar a casa, cambia de hábito. Conocerse a uno mismo requiere momentos de silencio y tranquilidad, lejos de estímulos externos como el móvil. Basta con regalarte 10 minutos al día para estar contigo a solas, ya sea paseando por el parque o tumbado en el sofá, lo importante es que no hagas nada que evite fluir tus pensamientos libremente y cuanto éstos aparezcan, no te quedes atrapado en ninguno de ellos, simplemente observa que pensamientos vienen a ti, a que le estas dando importancia y que te dices a ti mismo cuando piensas en ello.

    4. A través de las personas que nos rodean también podemos conocernos más. No tanto por lo que ellas digan de nosotros sino más bien por el reflejo de nosotros que vemos en ellas. Por ejemplo, cuando algo me molesta de alguien, ¿de qué me doy cuenta? ¿por qué me molesta? ¿a qué le estoy dando importancia para que eso me moleste?

    Todo lo que te molesta de otros seres es sólo una proyección de lo que no has resuelto de ti mismo” (Buda)

  • ¿Quién quiero ser?
    Conocerse a uno mismo no tiene sentido si no va acompañado de la voluntad de mejora. Resignarnos a ser como somos, aunque no nos guste, es mantenerse en la zona de confort y resignarse a no estar mejor, ni siquiera intentarlo.
    Si identificamos en alguien esa cualidad o comportamiento que nos gustaría desarrollar en nosotros podemos modelar, es decir, prestar atención a qué y cómo hace esa persona para conseguir ese resultado que nos gusta. Por ejemplo. Si nos gustaría hablar como determinada persona, podemos fijarnos en el tono de voz utiliza,  la gesticulación que acompaña a las palabras… no se trata de imitar a la persona sino de aprender de los demás aquello que nos gustaría desarrollar en nosotros.

    De todos los conocimientos posibles, el más sabio y útil es conocerse a sí mismo. (Shakespeare)

Que no te engañen: Superwoman y Superman no existen !

En la sociedad actual querer ser una “buena” madre o un “buen” padre se convierte en una profesión de riesgo si se pretende compaginar con una carrera profesional, practicar deporte, mantener las amistades  y además todo ello sin renunciar tener un hogar limpio y ordenado.

Los hijos nos cambian la vida y las prioridades y aunque su bienestar pasa a ser lo más importante, lo cierto es que no es lo único. Somos padres sí, pero no por ello dejamos de ser pareja, hijos, amigos… y lo que es más importante, personas con expectativas, ilusiones y sueños.

Aunque durante el día puedas desempeñar muchos roles distintos, el más importante es ser tú mismo.

Ya sea por necesidad económica o por deseo de realizar una carrera profesional, lo cierto es que cada día es más necesario conciliar la vida laboral y familiar, pero que no nos engañen: Superwoman y Superman no existen y los días sólo tienen 24 horas.

Muchas madres y padres acaban los días agotados. Un agotamiento que no es sólo físico, también es mental, fruto de la tensión y la presión a la que se está sometido cuando se quiere hacer todo y, además, se quiere hacer bien. Ahí empiezan las malas contestaciones, la irritabilidad, la insatisfacción, la frustración…

SÍNTOMAS DE UNA SUPERWOMAN O DE UN SUPERMAN.

▪ Necesitas tenerlo todo bajo control.
▪ Buscas la perfección en todo lo que haces.
“Tengo que” o “debería” forma parte de tu diálogo interno habitual.
▪ Tienes la sensación que el tiempo vuela y que tus obligaciones no se acaban
▪ Te sientes culpable cuando te regalas una tarde o una noche para ti
▪ Desde que te levantas hasta que te acuesta tienes la sensación de ir en «piloto automático»

Si tu respuesta ha sido afirmativa en más de dos ocasiones es hora de cambiar el “chip” y poner en práctica algunas ideas que te pueden ser de utilidad. Aquí van algunas de ellas:

  1. Rompe la creencia.
    Ser superwoman o Superman es imposible y lo que aun es mejor: tampoco es necesario serlo para ser feliz. Si eres de las personas que buscas la perfección en todo cuanto haces y/o  te  impones muchas tareas y obligaciones, haz la prueba y antes de hacer algo pregúntate: ¿y si no lo hago, que es lo peor que puede pasar? Te sorprenderá la cantidad de veces que la respuesta será ¡¡¡¡NADA GRAVE!!!!

A menudo nuestro peor enemigo solemos ser nosotros mismos.

2. Organízate la semana.
Sentir que tú controlas tu tiempo y que no es el tiempo el que te controla a ti, aumentará tu sensación de bienestar y de control sobre tu vida. Priorizar las cosas importantes, reservarles un hueco en la agenda o planificar las tareas repetitivas como “decidir el menú de las comidas”, puede ayudar a ahorrar tiempo y energía.

3. Acepta ayuda.
Todos necesitamos ayuda en algunos momentos. No aceptarla no es cuestión de no necesitarla, es cuestión de ego. Aunque en el entorno siempre podemos acabar encontrando a alguien que nos eche una mano, la principal ayuda muchas veces viene de los propios hijos: desde pequeños conviene enseñarles a asumir responsabilidades adaptadas a su edad. Con ello contribuyen al buen funcionamiento del hogar y lo más importante, les ayudamos a ser autónomos y reforzamos su autoestima. Recuerda…somos madres, padres, no sirvientes!!! a medida que crecen pueden hacer tareas como quitar y poner la mesa, hacer su cama, preparar su maleta del colegio, recoger sus juguetes… y si además les enseñas en forma de juego, puede resultar incluso divertido!!

4. Tiempo para ti.
Disponer de un ratito al día o a la semana para lo que quieras no es ni capricho ni egoísmo, es una necesidad. Un baño relajante, un café con los amigos, una clase de fitness o simplemente media hora para echar la siesta, puede representar una válvula de escape a toda la tensión acumulada. Si durante el día te resulta imposible encontrar ese espacio, una buena opción es levantarse 30’ antes y empezar el día dedicándose un tiempo a uno mismo.

Nuestras relaciones son  un reflejo de nuestro estado de bienestar. Si tú te sientes bien, tu relación con el entorno  estará bien. Si tú te sientes mal, tu relación con los demás, también se resentirá.

5. Adiós a la culpa.
En vez de pensar en lo que no  has hecho,  felicítate por las tareas que sí  has finalizado. De esta forma en tu cerebro segregarás dopamina, una de las principales hormonas del bienestar.

Cantidad no siempre es sinónimo de calidad: más vale vestir una camisa sin planchar y una sonrisa en la cara que ir de punta en blanco a costa de enfados y discusiones.

6. Aquí y ahora.
De nada sirve estar jugando con tus hijos, pensando en la lista de la compra o en el informe del trabajo que aún no has acabado. Ni mujeres ni hombres podemos hacer varias cosas a la vez, nuestro cerebro no es multitarea- Hacer varias cosas a la vez es posible simplemente porque reducidos la atención que prestamos a cada una de ellas.

Durante el día puedes ser  muchas personas distintas:  madre, padre, pareja, profesional, hermana, amiga, hija… pero lo más importante es que siempre eres tú.

 

Espero que después de leer este post, próxima vez que alguien te pida que seas una Superwoman o un Superman, tu respuesta sea tomarte una taza del mejor TÉ:

 

 

¿Sabes en qué espejo te miras?

¿Has ido alguna vez a un parque de atracciones?, ¿alguna vez te has mirado en esos espejos que deforman la imagen?. A todos nos hace gracia vernos  reflejados más altos, más bajos, más gordos, más flacos, aun cuando la imagen que vemos esté completamente deforme. ¿Sabes por qué? porque todos tenemos muy presente que la imagen que proyecta el espejo no es como nosotros somos en realidad.

En el día a día, también sucede algo parecido. Continuamente estamos recibiendo feedback de los demás: una sonrisa o un gesto serio, un elogio o una crítica, un agradecimiento o un reproche…pero a diferencia de lo que pasa cuando nos miramos en los espejos de feria, muy a menudo olvidamos que los mensajes que recibimos de los demás responden a su propia visión de la vida, a su propio estado anímico, a sus propias experiencias y expectativas  y que nosotros no necesariamente somos aquello que nos dicen ser.

Si la visión que tenemos de nosotros mismos se basa única y exclusivamente en lo que recibimos de los demás, la imagen que tengamos de nosotros será como la de los espejos deformes de los parques de atracciones.

¿Te das cuenta del daño que eso puede hacer en tu autoestima?

Está claro que no podemos evitar muchas de las situaciones que vivimos en nuestro día a día. No siempre podremos cambiar de jefe, de compañeros de trabajo, de vecinos. No siempre podremos comprar lo que más nos gusta o que se enamore de nosotros quien nosotros queramos, pero lo que sí podemos es decidir cómo todo ello impactará en nuestra vida. Lo que sí podemos decidir es cómo todo ello influirá en nosotros y, en definitiva, podemos decidir cómo nos queremos sentir.

Ni todo lo que pensamos de nosotros es cierto, ni todo lo que nos dicen los demás es verdad.

Tener en cuenta esta distinción entre las creencias (propias o agenas) y la realidad, nos puede ayudar a tomar perspectiva en las situaciones difíciles.

Pero lo que realmente nos ayudará a salir airosos ante cualquier ataque que pueda vulnerar nuestra autoestima es inspirar nuestra conducta y nuestros pensamientos en unos valores cuidadosamente meditados, seleccionados e interiozados.

 ¿Conoces cuáles son tus valores?

Identificarlos es relativamente sencillo, basta con que cojas una hoja de papel y escribas en ella todos los valores que vengan a tu cabeza: solidaridad, confianza, superación, esfuerzo… a continuación reele la lista y descarta la mitad de ellos. De los que te queden, haz una priorización y valoralos del 1 al 10.

Ahora viene la parte menos fácil, intenta recordar en tu vida cuantas veces actúas en base a los dos o tres principios que mejor has puntuado.

Si la respuesta es “casi siempre”, enhorabuena !! porque actúas en coherencia contigo mismo.

Si la respuesta es “menos de lo que me gustaría”, no pasa nada, cada día que empieza es una nueva oportunidad para intentarlo.

Descubre quién eres realmente: ideas limitadoras

Autor:personalMENT
Autor:personalMENT

¿Quién eres tú?. Nadie mejor que uno mismo tendría que saber responder a esta pregunta, sin embargo es justamente a uno mismo a quien más le cuesta decir quien es en realidad, ¿hacemos la prueba?: Tómate unos instantes para pensar en quién eres, (si lo deseas puedes ayudarte escribiéndolo en un papel).

Quizás empezar  nos sea fácil: nombre, la edad, profesión, roles que desempeñamos en la vida como padre/madre de, pareja de, activista de,…pero tras ello y tras enunciar algunas de nuestras aficiones y preferencias, la cosa se complica y cada vez se hace más difícil seguir. Es entonces cuando acudimos a las etiquetas del “yo soy”: yo soy tímido, alegre, extrovertido, pesimista, perfeccionista, soñador…

Esas etiquetas con las que nos identificamos nos las atribuimos en algún momento del pasado y , por algun motivo, hemos decidido incorporarlas en nuestra vida para siempre. Lo curioso de todo ello es que justamente las etiquetas que usamos para definirnos son también nuestros principales limitadores.

Aquí tienes algunos ejemplos de frases que usamos muy a menudo en ese sentido limitador:

-Las matemáticas no se me dan bien porque yo soy de letras.

-Me gustaría aprender idiomas pero soy demasiado mayor.

-Soy muy tímido y por eso no voy a fiestas.

-Soy así y no puedo evitarlo.

Seguramente sería más sincero decir:

-Las matemáticas me aburren y por eso no las he estudiado con tanta dedicación.

-Me gustaría saber idiomas pero no estoy dispuesto a emplear el  tempo necesario para estudiarlo.

-No voy a fiestas porque me resulta más cómodo quedarme en casa.

-Soy así porque realmente no quiero cambiar.

La diferencia de usar los primeros ejemplos es que nos eximen de esforzarnos por cambiar. Al escudarnos tras la etiqueta del “yo soy” nos liberamos de la responsabilidad que tenemos con nosotros mismos y con nuestra vida. En definitiva, nos resulta más cómodo perpetuarnos en un comportamiento que ya conocemos, que enfrentarnos al esfuerzo que supone cambiar.

Ahora que ya conoces el poder de las etiquetas sobre tu propio desarrollo y crecimiento, puedes decidir como actuar. Aquí tienes una herramienta que te puede ser de utilidad:

-Escribe una lista con todo lo que creas ser. A continuación separa aquellas cosas que te gustan de aquellas que desearías cambiar.  Céntrate en éstas últimas y elige una de ellas (máximo dos) y durante unos minutos dedícate a pensar todas las cosas que puedes hacer para cambiar eso que no te gusta de ti.

Finalmente escribe en un papel con cuales de esas cosas que puedes hacer para cambiar te comprometes.  Relee ese papel tantas veces como necesites en tu día a día para tenerlo presente.

Ahora que ya has leído este post te atreves a responder ¿quién quieres ser?

3 herramientas para reforzar tu autoestima

imagen autoestima

¿Cuántas veces has escuchado que la verdadera felicidad proviene de uno mismo?
¿Cuántas veces te han dicho que tu bienestar depende en gran parte te ti y que para poder querer a alguien primero debes saber quererte a ti mismo?

De alguna manera todo ello viene a reconocer la importancia de la AUTOESTIMA, que viene a ser aquello que piensas de ti mismo, cómo te sientes con esos pensamientos y cómo aplicas todo ello en tu vida.

Cuando la vida resulta sencilla y todo nos va bien, es fácil caer en la autosatisfacción, pero  cuando las cosas se complican y surgen las dificultades (pérdida del trabajo, ruptura con la pareja, fracaso en un proyecto…)nuestro bienestar emocional se agrieta como una pared vieja y las insuficiencias en la autoestima se presentan despiadadamente, provocando sufrimiento y malestar.

Ser consciente del estado de nuestra autoestima y disponer de herramientas para mejorarla no sólo nos proporcionará una fuente de motivación y de impulso para la acción, sino que además nos protegerá como una vacuna cuando lleguen las adversidades y lo más importante: cuidaremos nuestra salud. Está demostrado que una falta de autoestima genera emociones negativas que pueden provocar estrés y depresión.

Aquí tienes 5 preguntas que te ayudarán a tomar conciencia de tu autoestima:

1.- ¿Te cuesta aceptar regalos y te sientes en deuda cuando te dan algo y en ese momento tú no das nada cambio?

2.- ¿Cuando te alagan y te reconocen un mérito, le sueles restar importancia y crees que no es para tanto?

3.- ¿Piensas que pedir ayuda te hace vulnerable y te cuesta reconocer abiertamente que no sabes mucho sobre un determinado tema?

4.- ¿Te resulta más cómodo hacer lo que crees que esperan de ti que mostrarte tal cual eres, te escudas tras una sonrisa antes de mostrar tus verdaderas emociones?

5.- ¿Interiormente te sueles comparar con los demás y/o competir con ellos?

Cada respuesta afirmativa es un indicador que hay aspectos de tu autoestima que aun pudes mejorar. Pero ¿cómo?.

Aquí tienes 3 herramientas muy sencillas que te pueden ayudar.

1.- Acéptate. Aceptar no es negar ni resignarse, sino reconocer que las cosas no son como quisiéramos que fueran.

2.- Actúa. Sólo la práctica conduce al verdadero camino del cambio. Mejorar la autoestima no es una decisión sino un aprendizaje, no importa cuantas veces te salga mal, sino cuantas veces estés dispuesto a intentarlo.

3.- Háblate a ti mismo de la misma manera que le hablarías a un amigo.  Escúchate, anímate, no te juzgues, dedícate tiempo y en tu diálogo interior utiliza las mismas palabras de respeto y apoyo que usarías con tu mejor amigo.

Iniciando el camino…

Imagen propia
Camino de ronda de l’Escala a Sant Martí d’Empúries/ foto: personalMENT

Seguramente en más de una ocasión has pensado que «el tiempo vuela» y te has dado cuenta que los días de repente se vuelven semanas, meses, años…¿vale la pena vivir ese tiempo estresados, preocupados e irritados?.

Si tu respuesta es «no», ENHORABUENA!! porque éste es tu blog. En él encontrarás herramientas que te ayudarán en tu trabajo personal para «ser la mejor versión de ti mismo».

Muchas veces pensamos en la felicidad como un regalo que viene de “afuera”, cuando en realidad depende más de un trabajo realizado desde “adentro”. ¿Quién no ha pensado alguna vez que sería más feliz con un poco más de dinero?, ¿quien no ha deseado alguna vez ser más alto, más delgado o un poco más atractivo?, ¿cuántas personas hay que buscan la felicidad a través del reconocimiento profesional y/o de la valoración de los demás?

Pero también todos conocemos ejemplos de personas famosas y de nuestro entorno que, teniendo dinero, siendo guapos y con éxito profesional y social no son felices. ¿Por qué? la respuesta es sencilla: el auténtico bienestar es aquel que se origina en nuestro propio interior. Un bienestar que se sustenta en dos pilares fundamentales: la autoestima y la gestión emocional.

Como dice Wayne W.Dyer “es fácil ser feliz, pero aprender a no ser desgraciado puede resultar difícil”. Este es el primer post de otros muchos  que irán haciendo crecer este blog y todos ellos tendrán un denominador común: que ser feliz siga siendo fácil y dejar de no serlo resulte un poco menos difícil.