Hay muchas clases de adicciones y la adición al trabajo es una de ellas. En nuestra Sociedad estar muy ocupado y no disponer casi de tiempo libre está sobrevalorado. Y aunque el trabajo es sólo un ámbito más en la vida de una persona, en muchas ocasiones, es justamente en el trabajo donde más tiempo y energía se invierte.
Reuniones, correos electrónicos, mensajes y listas interminables de tareas pendientes ocupan la mayor parte del tiempo y así, subidos en una especie de rueda de hámster, vamos siempre corriendo a la misma velocidad que también corren los días, los meses y los años.
Pero de repente, llega un día en que la Vida nos da una lección de humildad y nos muestra, con la misma crueldad que le reflejo de un espejo, que ni todas las cosas son tan urgentes como nos pensábamos, ni que son tantas las cosas verdaderamente importantes en la vida de una persona.
La situación de confinamiento en que se encuentra sumido gran parte del planeta por evitar la propagación y contagio de un virus con nombre que recuerda a la mascota de las olimpiadas de Barcelona 92, nos empuja a bajar drásticamente toda nuestra actividad y nos obliga a guardar aislamiento. Y aunque no hacer nada pueda parecer sencillo, lo cierto es que para un adicto al trabajo, no lo es.
Si eres de las personas que necesitan estar siempre activas, si tienes dificultad para delegar, si sufres habitualmente de tensión muscular y necesitas tener bajo control todas tus tareas, estar en situación de confinamiento puede llegar a generar estrés emocional.
Recomendaciones para hacer más tolerable la situación de confinamiento:
- Márcate una rutina para mantener cierto orden mental y sensación de normalidad.
- Aprovecha para hacer esas cosas que siempre has querido hacer en casa y que no has hecho por falta de tiempo (leer ese libro pendiente, ordenar fotos, hacer estiramientos..)
- Evita estar constantemente pendiente del móvil. La mayoría de los mensajes no son relevantes y solo sirven para desviar tu atención.
- Si haces teletrabajo, márcate un horario y delimita muy bien la zona de trabajo de la que no lo es.
Hay un momento para cada cosa y cada cosa tiene su momento.
Todos deberíamos aprender de esta experiencia e intentar sacar algo positivo de todo ello. Por ello, aunque no sea fácil, esta situación nos brinda la ocasión para explorar en nuestro interior, redefinir nuestras prioridades, potenciar nuestra creatividad y disfrutar de las pequeñas cosas que compartimos con quienes realmente queremos.
El presente es siempre el mejor momento para dejar de mirar afuera y empezar a vernos por dentro.