
¿Quién eres tú?. Nadie mejor que uno mismo tendría que saber responder a esta pregunta, sin embargo es justamente a uno mismo a quien más le cuesta decir quien es en realidad, ¿hacemos la prueba?: Tómate unos instantes para pensar en quién eres, (si lo deseas puedes ayudarte escribiéndolo en un papel).
Quizás empezar nos sea fácil: nombre, la edad, profesión, roles que desempeñamos en la vida como padre/madre de, pareja de, activista de,…pero tras ello y tras enunciar algunas de nuestras aficiones y preferencias, la cosa se complica y cada vez se hace más difícil seguir. Es entonces cuando acudimos a las etiquetas del “yo soy”: yo soy tímido, alegre, extrovertido, pesimista, perfeccionista, soñador…
Esas etiquetas con las que nos identificamos nos las atribuimos en algún momento del pasado y , por algun motivo, hemos decidido incorporarlas en nuestra vida para siempre. Lo curioso de todo ello es que justamente las etiquetas que usamos para definirnos son también nuestros principales limitadores.
Aquí tienes algunos ejemplos de frases que usamos muy a menudo en ese sentido limitador:
-Las matemáticas no se me dan bien porque yo soy de letras.
-Me gustaría aprender idiomas pero soy demasiado mayor.
-Soy muy tímido y por eso no voy a fiestas.
-Soy así y no puedo evitarlo.
Seguramente sería más sincero decir:
-Las matemáticas me aburren y por eso no las he estudiado con tanta dedicación.
-Me gustaría saber idiomas pero no estoy dispuesto a emplear el tempo necesario para estudiarlo.
-No voy a fiestas porque me resulta más cómodo quedarme en casa.
-Soy así porque realmente no quiero cambiar.
La diferencia de usar los primeros ejemplos es que nos eximen de esforzarnos por cambiar. Al escudarnos tras la etiqueta del “yo soy” nos liberamos de la responsabilidad que tenemos con nosotros mismos y con nuestra vida. En definitiva, nos resulta más cómodo perpetuarnos en un comportamiento que ya conocemos, que enfrentarnos al esfuerzo que supone cambiar.
Ahora que ya conoces el poder de las etiquetas sobre tu propio desarrollo y crecimiento, puedes decidir como actuar. Aquí tienes una herramienta que te puede ser de utilidad:
-Escribe una lista con todo lo que creas ser. A continuación separa aquellas cosas que te gustan de aquellas que desearías cambiar. Céntrate en éstas últimas y elige una de ellas (máximo dos) y durante unos minutos dedícate a pensar todas las cosas que puedes hacer para cambiar eso que no te gusta de ti.
Finalmente escribe en un papel con cuales de esas cosas que puedes hacer para cambiar te comprometes. Relee ese papel tantas veces como necesites en tu día a día para tenerlo presente.
Ahora que ya has leído este post te atreves a responder ¿quién quieres ser?
Gracias por hacerme reflexionar, muy interesante, como siempre.
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